sábado, 11 de diciembre de 2010

Aspectos centrales del desarrollo de los niños afectados con Parálisis Cerebral:

Los niños afectados de P.C. presentan una serie de alteraciones en el curso de su desarrollo psicológico, derivadas de forma directa o indirecta de su trastorno neuromotor. La mayor parte de las habilidades que adquiere un niño a lo largo de su desarrollo tiene un componente motor. De esta manera las posibilidades de andar, de manipular, de hablar, de escribir, depende, entre otras cosas, de la posibilidad de realizar correctamente determinados movimientos. La parálisis cerebral alterará directamente el desarrollo de estas habilidades, de manera que, según la gravedad de la lesión, el niño las adquirirá o bien más tarde, o bien de forma anómala o defectuosa, o incluso puede que no las adquiera nunca.
La lesión cerebral, afecta el desarrollo psicomotor del niño en dos sentidos; por un lado, la interferencia con la maduración normal del cerebro acarrea un retraso del desarrollo motor. Por otro, se producen alteraciones en este desarrollo debido a la presencia de esquemas normales de actitud y de movimiento, ya que persisten modalidades reflejas primitivas que el niño es incapaz de inhibir. 
Además son característicos los trastornos en el desarrollo de habla y del lenguaje.
Las lesiones cerebrales producen casi siempre alteraciones del aspecto motor-expresivo del lenguaje, determinadas por una perturbación del control de los órganos motrices bucofonatorios, que pueden afectar la ejecución (disartria) o la propia organización del acto motriz (apraxia) las consecuencias de estos trastornos pueden alterar en mayor o menor grado la inteligibilidad del lenguaje hablado o puede impedirlo por completo.
Además de todas las dificultades que entraña el déficit motor para explorar, manipular y controlar el mundo físico, este déficit conlleva igualmente una interacción anómala con el mundo social. La motricidad reducida o poco controlada determina una interacción alterada con las personas porque el niño no puede producir muchos de los gestos a los cuales el entorno social asigna valor comunicativo.
Toda aquella falta de control sobre los objetos, los acontecimientos y las personas del entorno que sufre el niño con Parálisis Cerebral puede representar, además de menores oportunidades para el aprendizaje, un aprendizaje activo de falta de sincronía entre sus respuestas y las consecuencias sobre el ambiente.   
La autopercepcion de eficacia tiene influencia sobre los patrones de pensamiento, las acciones y la emotividad. La inhabilidad para influir sobre los acontecimientos y las condiciones sociales que afectan la vida de uno mismo puede provocar que cesen los intentos de actuar, o porque la persona duda seriamente que pueda hacer aquello que se le requiere, o porque espera que sus esfuerzos no produzcan los resultados deseados sobre un ambiente que juzga irresponsable.
Se sabe que la influencia humana, sea individual o colectiva, opera de forma recíproca y no unidireccional, de forma que los obstáculos internos creados por percepciones de ineficacia colectiva son más desmoralizadores y conductualmente autodebilitantes que los impedimentos externos.

Aqui les dejo un link muy interesante para profundizar sobre los tipos de Parálisis existentes, como así también sobre aspectos centrales de un posible tratamiento y cómo vivir con Parálisis cerebral:
http://kidshealth.org/kid/en_espanol/enfermadades/cerebral_palsy_esp.html

1 comentario:

  1. Quiero agregar que lo expuesto anteriormente evidencia la necesidad de arbitrar medidas orientadas a conseguir que los niños con parálisis cerebral perciban los propios logros como el resultado de su habilidad y competencia, y no de la benevolencia de los demás. Para lograr esto será necesario asesorar a las personas del entorno para que disminuyan su tendencia a la sobreprotección y aprendan a plantear al niño los niveles de exigencia que se adapten a sus habilidades reales y a sus potencialidades de aprendizaje. También será conveniente convencer a las personas del entorno de que el niño es realmente capaz de responder a sus requerimientos y de que ellos mismos cuentan con los recursos apropiados para conseguir un intercambio comunicativo eficaz con el niño afectado.

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